sábado, 27 de febrero de 2010

el día después


Este es el día después de una era, el día después de un trabajo, quizás un nuevo día que espera. Es un día para la lucha, es un día para la guerra. El día en que crecen mis palabras, saltan a la red y con tu fe cobran vida. Es el instante que determina un nuevo futuro, el momento que puede cambiar el camino. Ahora somos yo, mi lápiz y tú unidos, somos un equipo. El día en que unos versos podrán convertirse en leyes. Es un día en el que creemos, un nuevo día y cuando acabe, creceremos.

Yo sí creo en las segundas partes, en otra oportunidad para todos, en un final distinto, en reconocer los fallos, juntar las manos y abrir caminos. Piensa cuáles son tus planes, coge lápiz y papel y dibuja tus sueños. Tú de tu propia vida eres el dueño.
No volveré a escuchar un “no te creo”. No volveré a dudar de mis talentos, ni a pensar si debo decir lo que pienso, ni a guardar más remordimientos. Con mis letras nacerán palabras, proyectos. Si estás dispuesto a escuchar, olvidaré mis miedos. 

Necesitamos pensar que algo en nosotros vale la pena, necesito retomar lo que de verdad me hacía princesa. Quiero sonreír o llorar de rabia, pero no volver a reprimir las desgracias. Sé que el día después resucitará mis versos, se que en el día después, después de caer, me levantaré y seremos dueños, seremos héroes, seremos vida y recuerdos; y en el nuevo día seremos sueños.

Recorre cada rato de tu tiempo pasado. Abre un periódico, ponte a ver el telediario. Somos la generación perdida, de la que todos desconfían. Nacimos de una caída, del triunfo de un bloque, de una guerra permitida. No levantamos pancartas y no luchamos por derechos. Nos dicen que está todo hecho. Yo confieso que no lo creo, que un conformismo barato no apaga mi voz, que crecí sin conflictos y que ese es mi mayor temor. Que si somos la nada, la pintaremos de color y que nadie nunca podrá decirnos que no. Que me saldré y haremos borrones, y que de esos garabatos sin sentido sacaremos nuestra opinión, nuestro bien más preciado. Nuestra caótica generación, sin principios ni finales, algún día alzará su voz. Creo en el don de la palabra y en las promesas por cumplir. Sólo piensa y toma conciencia de quién eres. Ahí vive tu día después. Ahí nace la generación del día después de la caída de Berlín.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

inspirador
necesario
una invitación a abrir los ojos y pensar que nunca está de más...

Anónimo dijo...

a veces eres tan contundente que asusta
tan real que abruma
tan inteligente que acompleja

friné dijo...

supongo que debería decir gracias.